Esta receta es un delicioso plato sevillano
Ingredientes:
Garbanzos, unos 125 gr.
Bicarbonato sódico, para poner los garbanzos en remojo en agua el día antes.
1/8 de taza de aceite de oliva virgen extra
3 dientes de ajo pelados
25 gr. de pan blanco
1 cucharada de pimentón dulce.
Unas hebras de azafrán
1 cucharada de vinagre de jerez
125 gr. de espinacas
Sal y pimienta blanca a gusto.
Dejamos los garbanzos en remojo durante toda una noche. Al día siguiente, los enjuagamos con agua y los escurrimos. En una tartera ponemos los garbanzos y los cubrimos con suficiente agua de forma que no se evapore del todo.
Ponemos al fuego y, para que adquieran temperatura, al principio se ponen a fuego fuerte y, una vez empiecen a hervir, los bajamos al mínimo.
En una sartén echamos el aceite de oliva a fuego medio-bajo. Echamos el ajo y los doramos durante unos 3 minutos. Retiramos y reservamos el ajo en un mortero.
En la misma sartén agregamos el pan y lo doramos unos minutos por cada lado. Una vez dorado lo añadimos al mortero con el ajo.
En la sartén, ya fuera del fuego y con el aceite no demasiado caliente para evitar que se queme, echamos el pimentón y el azafrán. Unas vueltas y, antes de que se queme, echamos el vinagre de jerez. Así bajará la temperatura y evitaremos que se queme. Nota: La famosa “ajada” del pescado a la gallega se hace así pero sin azafrán.
Machacamos el ajo con el pan en el mortero hasta que se forme una pasta.
Volvemos a poner los garbanzos al fuego lento pero, si nos ha quedado mucha agua, debemos retirarla con anterioridad. Añadimos las espinacas, removemos y echamos un poco de sal. Debe quedar algo así como un dedo de agua. A gusto, dependiendo de si te gusta “tipo sopa” o no. En la foto les he escurrido el agua. Cocemos unos 5 minutos.
Añadimos el sofrito y la mezcla del mortero. Rectificamos la sal, echamos pimienta blanca a gusto y cocemos durante algún tiempo más.