– 500 gr. de garbanzos
– 500 gr. de chocos troceados
– 4 rebanadas de pan en cuadrados pequeños
– 50 gr. de almendras crudas
– 4 dientes de ajo
– 10 gr. de pimentón dulce
– 1 pimiento
– 1 tomate
– 1 cebolla
– 4 dientes de ajo
– 50 ml. de vino blanco
– 1 sobre de azafrán o colorante alimentario
– 1 hoja de laurel
– 5 gr. de nuez moscada
– 3 gr. de pimienta
– 100 ml. de aceite de oliva
– sal al gusto
Preparación:
Ponemos los garbanzos en un recipiente con agua y los dejamos en remojo durante toda la noche. A la mañana siguiente preparamos un majao en el que pondremos en nuestro mortero, los trozos de pan bien fritos, las almendras crudas, los dientes de ajo y el pimentón. Lo machacamos todo muy bien hasta dejar una masa bien uniforme y homogénea.
Por otro lado en una cazuela de cocina ponemos agua a hervir y echamos los garbanzos remojados, el azafrán o colorante alimentario, la nuez moscada y la pimienta. Cuando esté todo dispuesto en nuestra cazuela lo tapamos y dejamos cocer a fuego lento durante noventa minutos o hasta que veamos que los garbanzos están tiernos. Ponemos una sartén al fuego con poco aceite de oliva y hacemos un sofrito con el pimiento, la cebolla y el tomate bien troceados. Cuando esté listo nuestro sofrito, lo echamos en el vaso de nuestra batidora y trituramos hasta formar una masa homogénea.
Nos queda poner los trozos de chocos en una cazuela con agua, echarles el sofrito, la hoja de laurel y el vino blanco. Dejamos que cuezan nuestros chocos durante 20 minutos, añadiéndoles agua si fuera necesaria. Cuando los garbanzos estén tiernos y cocidos, les añadimos el majao y los trozos de choco.
Para terminar dejamos que hierva todo durante doce minutos más para que se mezclen los sabores y servimos a la mesa muy calientes para apreciar todo su rico sabor.