Hoy en día el tiempo es oro, por ello queremos aprovecharlo en todo momento, tanto es así que, a veces, despreocupamos una de las actividades más importantes de nuestra vida como es el comer. Nos dejamos llevar por la comodidad y la rapidez a la hora de hacer algo. Esto es un error ya que la comida rápida, también llamada fast food, consumida en altos niveles es perjudicial para nuestra salud.
El consumo diario de hamburguesas, perritos calientes, aros de cebolla, pizzas, pollo rebozado, golosinas, snacks, entre otros, nos hace llevar una dieta poco equilibrada. Algunos estudios confirman que posee ciertas irregularidades en sus ingredientes y composición con respecto a su etiquetado. Además ciertos establecimientos donde se vende esta comida no cumplen los requisitos higiénico-sanitarios.
Algunas de las desventajas son las siguientes:
- Se da una sobrealimentación que produce obesidad, algo muy lógico cuando nuestra dieta está compuesta únicamente por patatas fritas, hamburguesas, batidos, los cuales conllevan más del 50% de calorías diarias necesarias.
- Enfermedades cardiovasculares producidas por el exceso de grasas saturadas.
- Digestiones lentas y pesadas, puesto que el método de cocción de los alimento es la fritura, utilizando aceite de palma, el cual suele ser reutilizado.
- Estreñimiento debido al bajo aporte de fibra en nuestra dieta.
- Cambios bioquímicos a nivel cerebral. El exceso de azúcares y grasas conllevan la adicción a este tipo de alimentos.
- Caries por el exceso de azúcares simples.
Como veis no es recomendable abusar de este tipo de comida. Lo cierto es que si se come con poca frecuencia no hay problema alguno. Así que mi consejo es: «comed sano, pero podéis daros un gusto de vez en cuando».
Imagen: etftrends