En estos días de verano no me diréis que no apetece un rico salmorejo, con este calor agobiante lo único que queremos es refrescarnos y comer cosas ligeras que nos fortalezcan para una etapa dura y larga de trabajo. Por ello, os explicaré como lo podéis hacer y su historia.
En cuanto a su historia no hay un origen bien definido, pero si es cierto que este plato proviene de un entorno humilde, plato del que se alimentaban los pastores y campesino, aprovechando trozos de pan duro y la mezcla de sal, ajo y agua. Obviamente el jamón que actualmente añadimos al salmorejo antiguamente no se le añadía.
A continuación os detallaré como se prepara para que podáis hacerlo en casa a vuestra familia o amigos.
Primeramente tenemos que cortar el tomate en trozos pequeñitos, triturarlo con la batidora y echarlo a un recipiente, después miraremos si han quedado pieles o pepitas del mismo y las retiraremos. Seguidamente cortamos el pan en trocitos y lo depositamos en el recipiente, es conveniente dejarlo reposar un rato para que el pan se ponga más blando. Cortamos el ajo, también el trocitos pequeños, lo echamos al bol y añadimos un pelín de aceite para posteriormente pasarlo todo por la batidora. No os olvidéis probarlo para saber si hay que añadir más o menos sal. Por último, pondremos el recipiente en el frigorífico un par de horas y lo dejaremos reposar. Obviamente no se nos olvida añadir a este estupendo plato unos taquitos de huevo y jamón que hacen que sea una delicia sentarse en la mesa a comer.
Imagen: voqueronesenvinagre