Se acerca la Navidad. Esa época del año en la que solemos reunirnos con la familia alrededor de la mesa para charlar y cenar cosas que no solemos comer durante todo el año. Pero claro, todo es jijí jajá hasta que se presentan los primeros problemas, y nos agobiamos, y no sabemos qué hacer y al final, incluso acabamos discutiendo de puro agobio. Es normal, son días de mucha presión, puede que no te sientas muy seguro aún a la hora de cocinar, solemos estar junto a personas con las que no tenemos mucha confianza… En este artículo analizamos los principales inconvenientes en las cenas de Navidad, y cómo hacerles frente. Ya verás como no es para tanto…
¿Cómo se paga todo esto?
El dinero suele ser fuente de problemas. Por regla general, el anfitrión suele correr con los gastos de la cena, y eso incluye comida, bebida, dulces, decoración… Según un estudio reciente, las típicas cenas de Nochebuena o Nochevieja cuestan unos 355€ de media. Un verdadero pastizal, vamos… Por eso, lo ideal es repartir el coste de la celebración en partes iguales entre todos los asistentes a la misma. Es decir, si ha costado 500€ y somos 10, podríamos pagar 50€ cada uno a quien haya apoquinado con todo.
Por otro lado, si eres anfitrión y eres fiel a la tradición de pagarlo tú todo, pero no tienes el presupuesto necesario en estos momentos. No te preocupes, puedes solicitar prestamos en efectivo urgentes que te ayudarán a llevar a cabo esta cena tan especial. Mediante estos préstamos podrás contar con el dinero necesario para pagar la celebración.
¿Quién cocina?
Esta es una de las mayores preocupaciones a la hora de cenar en Navidad. Por favor, en la medida de lo posible, intentad evitar que solo una persona se ocupe de absolutamente todo. Es decir, colaborad a la hora de preparar la comida, ya sea trayendo vuestros propios platos de casa, o bien, cocinando mano a mano. Eso de sentarte a la mesa y dejar que la abuela, o mamá y papá se ocupen de todo está fatal. Si formas parte de la celebración, en este caso una cena de Nochebuena o Nochevieja, también debes formar parte de la preparación de la misma.
Es posible que, si ya hay mucha gente en la cocina, estorbes más que otra cosa. No pasa nada, puedes apuntarte a limpiar después de comer. En mi casa, desde hace ya tiempo, es una norma que cumplimos a rajatabla. Nombramos dos equipos: uno se ocupa de la preparación de la comida, y otro de la limpieza. Si todos colaboramos, evitaremos cargas de trabajo innecesarias.
Ojo, también puedes librarte de cocinar y que te lo den todo hecho. Es una práctica que, cada vez, está más de moda. Se trata, lógicamente, de reservar un restaurante para la cita de la cena. Es una solución más cara, pero así disfrutaréis de verdad. Hay mucha gente que opta también por la contratación de un catering a domicilio que se ocupe de la preparación de la comida. Es decir, podrás deleitarte de cocina de calidad al igual que en un restaurante, pero en tu propia casa. Ideal, ¿verdad?
Vamos a llevarnos bien…
Lo ideal de este tipo de cenas es que reine la armonía, pero hay veces que se resquebraja. Si queremos que esto no ocurra, debemos tener en cuenta varios aspectos. Esto no solo se puede aplicar a las clásicas cenas de Navidad, si no a cualquier cena que asistas como invitado.
- Procura no tocar temas polémicos como política, fútbol o religión. Sobre todo con aquellas personas que no sean afines a tus ideas, pasiones…
- Evita hacer preguntas incómodas como: ¿Cuándo vas a tener novia/novio?, ¿Cuándo os casáis?, ¿Cuándo váis a tener hijos?…
- Las comparaciones son odiosas. Así que si vas a contar una anécdota, procura hacerla sin comparaciones del tipo: pues de mis yernos, tu eres el mejor; el hijo que peor se ha portado es…
- Y por supuesto nada de faltar a la apariencia, ni siquiera cuando hay confianza. Me refiero a las típicas frases de: Estás más gordito/gordita, ¿no?; Ufff, ¿y esas pintas?, Te estás quedando un poco calvo eh…