Disfrutar de una gastronomía efímera ya es posible en Mandarín Oriental (Barcelona). de la mano de la Maison Ruinart, este local propone una experiencia exclusiva en la que el gusto y el olfato comparten mesa con la vista y el oído. Lo que se busca es ofrecer una experiencia total. Petit R es un juego gastronómico que hasta el momento sólo se ha podido disfrutar en las propias bodegas Ruinart, en las afueras de Reims
Un viaje a través de los sentidos
Petit R no es sólo una propuesta gastronómica, es también un viaje inmersivo a través de la historia y herencia de la Maison Ruinart. Mediante un juego de luces e imágenes, música y narración que se produce a lo largo de una comida o cena, los comensales tienen la oportunidad de asistir a una aventura gastronómica en la que se alternan los diferentes capítulos de la vida de la marca francesa con propuestas gastronómicas ligadas a esa historia. Y todo ello bajo la magia de una presentación en la que el comensal no sólo es observador sino partícipe de la historia.
Entre plato y plato, las imágenes se irán sucediendo, contando con una cuidadosa puesta en escena, algo imprescindible para garantizar el éxito. Es por ello que la ubicación de este pop up es especial y por primera vez no es Banker’s Bar el escenario de la propuesta gastronómica temporal del hotel, sino el jardín Mimosa. Una construcción acristalada, que se convierte en opaca durante la experiencia, alberga una mesa, montada al milímetro, para 12 comensales, que son los que pueden disfrutar de las comidas o cenas especiales que allí tendrán lugar.
Platos creados a propósito para esta ocasión por el restaurante Moments maridados con champagnes de la Maison Ruinart, ofrecen el mejor acompañamiento gastronómico a esta aventura en la que se conjuga lo real con lo virtual. A cargo de lo virtual, Ruinart y su historia en un video realizado por la artista japonesa Kanako Kuno; lo real se traduce en una cocina detallista con el sello de Mandarin Oriental, Barcelona.
Sorpresas desde el primer momento
Aquellos que disfruten de esta experiencia, cuando lleguen al local, serán agasajados con unos aperitivos sorpresas. A continuación, pasarán a ocupar su lugar en la mesa, especialmente montada para disfrutar de esta experiencia. Se suceden las imágenes con los platos y es así como de una ostra virtual reflejada en la mesa se pasa a poder degustar una de real aderezada con una vinagreta suave sobre un empedrat gelée. Una ostra que encierra todo un simbolismo, pues se trata de un guiño al célebre cuadro “El almuerzo de ostras”, de Jean François de Troy, un lienzo de 1735 en el que se representa por primera vez un banquete en el que se consume champagne. Y es que Petit R es, recordemos, un viaje a través de la historia del champagne y en particular de Ruinart.
A la ostra le sigue un turbot con quinoa y endivias con salsa cítrica; al que en el menú de noche se le suma otro excelente plato, un filete de pato de Challans con vegetales y salsa de asado. La guinda al menú la ofrece la “Gateau Ruinart”, una tarta original con pasas, pomelo, avellana, merengue y lavanda; que no es el único guiño francés del menú pues no falta tampoco una selección de quesos para cumplir con la tradición gala de acabar las cenas con este producto. Blancos y rosados de Ruinart maridan estas creaciones en armonía para completar así el círculo de este viaje onírico y sensorial que ofrecen Mandarin Oriental, Barcelona y Ruinart.