¿Sabías que hay un lugar en Madrid donde disfrutar de deliciosos helados ecológicos? Pues hace muy poco que estuvimos en la heladería La Romana (Paseo de la Habana, 27 Madrid) y hoy os queremos contar nuestra dulce experiencia.
En Solo Recetas nos encanta cocinar, pero también descubrir nuevos sitios donde refinar el paladar. Por eso, hace unos días acudimos a La Romana de Madrid, una heladería artesana que se abrió en 2013 y que cuenta con la experiencia y solera de su franquicia italiana fundada en 1947.
El dueño de la heladería, Güero, nos contó algunas curiosidades como que la leche y los huevos son 100% ecológicos y que la fruta la compran al día, y si en la tienda no hay la fruta madura que necesitan… ¡ese día no hay helado de ese sabor! Sin duda, esa es una de las mejores señales que muestran hasta que punto miman la materia prima.
Pero eso no es todo, el proceso también está cuidadosamente organizado para ofrecer el mejor producto. Lo que más me sorprendió es que ¡no congelan el helado! Se hace según las recetas tradicionales de La Romana en la heladera, y según sale, se pone en el mostrador. En el momento en que se acaba, se renueva con un nuevo helado que se hace al momento. Si al final del día ha sobrado helado, no se congela; cada mañana se hacen todos los helados del mostrador y se ponen nuevos. Lo que ofrecen en La Romana son helados frescos, hechos de hace unas horas.
Helados de frutas (fresa, manzana, melón, limón, y el de plátano, que me quedé con ganas de probar) que se realizan sin azucares añadidos y sin leche, helados de frutos secos (el de pistacho está buenísimo), helados de chocolate, tiramisú, panna cotta, mascarpone… Y además: granizados, tartas, crêpes, café, crumbles…
Después de explicarnos los detalles de la elaboración de sus helados y tartas, estuvimos probando algunos sabores. Lo que más sorprendió, en un primer momento, es la textura cremosa de los helados donde se nota claramente que no son congelados. Además, los sabores son tal cual. Un helado de manzana te sabe a manzana, el helado de fresa que generalmente sabe como a colorante, en este caso sabe totalmente a la fresa natural, con su punto ácido que me encanta, y así con todos.
Otro detalle que no puedo dejar de mencionar es la atención del personal y lo bien que Güero lo tiene organizado todo. La zona de pastelería está a la vista por medio de una cristalera, por lo que cuando hacen tartas se puede ver. La zona de hacer helados también se ve desde la barra, por lo que si llegas y quieres hacer un pedido para llevar te lo hacen en el momento mientras lo estás viendo. Y otros detalles, como tener iPads para los clientes que quieren hacer sus consultas o baberos para que los niños no se manchen. ¡Esos detalles que lo dicen todo!
En cuanto al precio, teniendo en cuenta todos los detalles y el control que os he comentado sobre la materia prima, es algo que realmente me sorprendió. Las tartas tienen precios como los que te puedes encontrar en la nevera de Supercor y los helados tienen el precio de cualquier heladería común, al menos en Madrid. Para que os hagáis una idea, la tarrina pequeña son unos 2,50€.
En definitiva, podríamos decir que, si vives en Madrid o tienes pensado venir por aquí, esta es una de las tres heladerías imprescindibles que deberías de conocer, junto con la famosa Mistura y la nueva sensación de los hermanos Roca, Rocambolesc. Cada una de estas heladerías tiene un concepto totalmente distinto, así que te invito a hacerte una ruta este verano, de una a otra, para contarnos cual te ha gustado más.