Cuando queremos hacer una picada de ajos y perejil en el mortero, casi siempre nos encontramos con el problema de los ajos saltarines. Por mucho cuidado que tengamos una vez que damos un par de golpes tenemos que apartar la cabeza para que los trozos de ajo no nos salten un ojo.
Para evitar esto, podemos aplicar un truco antiquísimo, que consiste en echar un poco de sal al mortero antes de darle los primeros golpes. De esta forma conseguiremos que los ajos y el perejil estén donde tienen que estar, que no es otro sitio, que dentro del mortero.