Aunque se cree que las plagas desaparecen con la llegada del frío, lo cierto es que muchas especies buscan refugio en el interior de edificios y viviendas, convirtiéndose en una amenaza latente durante el otoño e invierno. Ratas y ratones son especialmente problemáticos en esta época, ya que acceden a los hogares a través de pequeñas aberturas, causando daños significativos al roer el cableado, los aislamientos y las tuberías, y actuando como vectores de enfermedades graves como la leptospirosis y la salmonelosis.
Otro desafío lo representan las cucarachas, en particular la cucaracha alemana, que se adapta fácilmente a los entornos calefaccionados. Además, las chinches de cama y las termitas persisten activas en colchones y estructuras de madera, respectivamente, a pesar de las bajas temperaturas externas.
También plagas menos visibles, como arañas, polillas y hormigas, encuentran condiciones favorables en interiores poco ventilados o con deficiente higiene, lo que puede resultar en molestias, contaminación de alimentos y deterioro de textiles si no se detectan a tiempo.
Desde Rentokil Initial España, empresa con una larga trayectoria en el control de plagas, se destaca la necesidad de mantener una vigilancia constante, incluso durante el invierno. Rubén Bueno, entomólogo y director técnico de la empresa, advierte que «existe la falsa percepción de que el invierno está libre de plagas». Varios estudios respaldan esta afirmación y destacan la importancia de un control integrado de plagas que se realice durante todo el año, con criterios técnicos específicos.
Ante esta situación, se recomienda a las administraciones públicas y a los gestores de espacios colectivos no solo reaccionar ante la aparición de plagas, sino implementar tratamientos preventivos en los espacios públicos durante el otoño e invierno. Por ejemplo, el tratamiento de la procesionaria del pino debe aplicarse en otoño para un control eficaz, mientras que la activación de medidas contra el picudo rojo, un escarabajo que daña los palmerales, también es crucial en esta época.
Las termitas, por su parte, siguen activas incluso en climas templados, alimentándose de estructuras de madera, lo que plantea riesgos significativos para la integridad de los edificios. Bueno añade que «el hecho de que las plagas no se vean fácilmente en invierno no significa que no estén presentes», lo que subraya la importancia de actuar a tiempo para evitar daños estructurales y problemas de salud.
Para enfrentar la temporada con éxito, Rentokil aconseja a los ciudadanos tomar medidas preventivas en sus hogares, como sellar grietas, revisar áreas de difícil acceso, realizar limpiezas profundas y almacenar los alimentos de manera hermética. Ante cualquier indicio de infestación, se sugiere la intervención de profesionales, quienes pueden aplicar tratamientos seguros y efectivos. Con presencia en más de 90 países y décadas de experiencia, Rentokil Initial ofrece soluciones personalizadas para hogares y empresas, asegurando entornos saludables durante todo el año, incluso en los meses más fríos.