Enric Quintero, CEO de Datarmony: La IA y el Futuro de la Reeducación Digital

Sergio Ramirez chef

La inteligencia artificial generativa está planteando un nuevo desafío en la forma en que los humanos se comunican con las máquinas. Enric Quintero, CEO de Datarmony, subraya que «somos nosotros quiénes controlamos a la IA cuando le damos indicaciones». Esta interacción se realiza a través de peticiones o «prompts», que constituyen el motor de comunicación con los algoritmos.

El CEO señala que hoy en día es esencial aprender a controlar lo que decimos a las máquinas y adaptarnos a esta nueva era digital. La calidad de las «prompts» puede alterar drásticamente los resultados que las IA generan, lo que significa que los usuarios deben dirigir el discurso y no al revés. Este enfoque es crucial en un contexto donde la inteligencia artificial está integrada en numerosos sectores.

Grandes empresas tecnológicas, como Google, están conscientes de esta necesidad y publican informes periódicos que ofrecen pautas sobre cómo comunicarse efectivamente con estas herramientas. Su informe titulado «Conceptos básicos para la escritura de peticiones» enfatiza la importancia de formular peticiones eficaces y directas, garantizando que todos los integrantes de una organización obtengan resultados óptimos en sus interacciones con la inteligencia artificial.

Más allá de las directrices ofrecidas por las grandes corporaciones, Quintero destaca que el desafío va más allá de simplemente saber hablar con las máquinas; implica convertirse en intérpretes del nuevo lenguaje que estas tecnologías utilizan. Esto requiere un aprendizaje renovado en cómo se estructuran las peticiones, ya que la tecnología avanza a un ritmo acelerado y las oportunidades para adaptarse son limitadas.

Uno de los grandes misterios que rodean a la inteligencia artificial es el funcionamiento de la «Black Box», el concepto que hace referencia al desconocimiento de los procesos internos que llevan a la IA a generar un resultado a partir de una entrada en lenguaje natural. Aunque esta falta de transparencia supone un reto, Quintero propone que aprender a usar estas herramientas con un lenguaje que los humanos dominen es fundamental para manejar mejor los resultados que proporcionan.

En este nuevo paradigma, es imperativo que los usuarios se familiaricen con el lenguaje que emplean las máquinas para que puedan guiarlas en lugar de ser guiados por ellas.

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