Un análisis de más de 300 productos alerta sobre grasas, sal, aditivos y ultraprocesados en patatas fritas, chips y nachos. También identifica opciones más saludables.
Las patatas fritas siguen siendo uno de los caprichos más irresistibles en cualquier despensa. Pero ¿sabemos realmente lo que contienen? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llevado a cabo un estudio detallado sobre 331 referencias de patatas fritas, chips y nachos que se venden habitualmente en supermercados españoles. Los resultados revelan una realidad que invita a la reflexión: la mayoría son productos ultraprocesados, con elevado contenido calórico, altos niveles de grasa, sal y numerosos aditivos.
Ingredientes a evitar: el peligro invisible en una bolsa de patatas
Entre las principales alertas, la OCU destaca el uso del aditivo E150d (caramelo de sulfito amónico), un colorante clasificado como posiblemente cancerígeno por la IARC. Está presente en productos muy consumidos como Ruffles sabor jamón y otras marcas blancas.
Además, en muchas etiquetas se ocultan ingredientes como:
- Aromas de humo — asociados a riesgos genotóxicos según la Comisión Europea.
- Glutamato monosódico y derivados.
- Gomas, extractos de levadura, proteínas lácteas y jarabes.
- Elevadas dosis de sal (hasta un 4 % en algunos casos).
- Grasa hasta en un 44 % del producto.
Todo esto convierte a algunas patatas fritas en verdaderas bombas calóricas y químicas, más cercanas a un producto de laboratorio que a una receta tradicional.
Calorías y sal: los grandes enemigos en cada ración
Un simple bol de patatas fritas (unos 40 g) aporta en promedio 214 kcal, y más de la mitad provienen de grasas, muchas de ellas saturadas. La sal, presente en niveles muy superiores a los recomendables, contribuye a problemas de hipertensión y retención de líquidos.
Las que sí puedes comprar: cortas en ingredientes, largas en calidad
Afortunadamente, no todo son malas noticias. La OCU ha identificado opciones saludables y responsables. Los nachos ecológicos de trigo sarraceno de Sol Natural han sido considerados el mejor producto del estudio, con una puntuación de 87 sobre 100:
- Solo 8,1 % de grasa.
- 0,4 % de sal.
- Sin aditivos.
- Etiqueta clara y Nutriscore A.
Le siguen de cerca las patatas sin sal añadida de Veritas, elaboradas únicamente con patata y aceite vegetal. Nada de aromas, nada de potenciadores de sabor. Solo lo esencial.
Guía práctica para elegir patatas fritas más saludables
Al comprar en el supermercado, la OCU recomienda fijarse en tres claves:
✅ Lo que SÍ debes buscar:
- Aceite de oliva o girasol alto oleico.
- Lista de ingredientes breve: patata + aceite (y sal, si se desea).
- Bajo contenido en sal (<1 %).
❌ Lo que conviene evitar:
- Aditivos como el E150d o aromas de humo.
- Ingredientes como maltodextrinas, proteínas modificadas o gomas.
- Exceso de grasas (más de un 30 %) o sal (más de un 1 %).
Sabores gourmet… ¿o gourmet en apariencia?
Trufa, foie, solomillo braseado… La moda de los sabores «exclusivos» ha llegado también a las patatas fritas. Sin embargo, muchos de estos productos añaden aromas y aditivos para simular sabores complejos que poco tienen que ver con ingredientes reales. La OCU advierte que estos “sabores premium” no aportan valor nutricional y sí aumentan la carga química del producto.
¿Es posible disfrutar de unas patatas fritas sin remordimientos?
La conclusión es clara: sí, pero con moderación y sentido común. El 50 % de los productos analizados por la OCU reciben menos de 40 puntos sobre 100. Pero si sabes elegir, puedes seguir disfrutando de un capricho crujiente sin renunciar a tu salud.