Ayer pude disfrutar de una velada muy agradable con mis amigas, en la cual, decidimos tomarnos unos gin tonics, era el cumpleaños de una de ellas y la ocasión lo requería. Al principio, creí que no me gustaría puesto que no suelo beber, excepto en determinadas situaciones, sin embargo, he de reconocer que me encantó. A continuación os voy a contar la historia del gin tonic, es interesante y nunca viene mal saber algo nuevo.
Todo comenzó en el s. XIX cuando el ejército británico luchaba por combatir las enfermedades existentes en la India. ¿Y os preguntaréis que tiene esto que ver con el gin tonic? Pues lo cierto es que mucho puesto que la tónica contiene quinina, sustancia que se utilizaba para hacer frente a la malaria. En estos tiempos la tónica estaba más relacionada con la medicina que con las bebidas refrescantes ya que su sabor era mucho más amargo y la cantidad de quinina era mayor.
Aquellos que estaban obligados a tomar tónica decidieron mezclarla con ginebra para hacer más agradable esta ingesta, añadiéndole también cítricos como el limón o la lima. Poco a poco se fue generando un negocio entorno a esta bebida puesto que la gente comenzó a beberla de forma placentera y no por su salud.
En cuanto a los cítricos, es recomendable no echar en la bebida zumo de limón exprimido puesto que el gas desaparece y hace que la bebida no esté lo suficientemente sabrosa. Sín embargo no hay problema si echamos en el vaso una rodaja de limón o lima. Aún así hay mucha gente que prefiere tomarlo con zumo de limón. ¡Para gustos los colores!
Actualmente existen muchos tipos de gin tonic, los cuales podemos disfrutar en determinadas ocasiones, ¡hagámoslo, pero con moderación!
Imagen: adagio-guillermo